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Natura Hominis: Taxonomías (1990-95)

Natura Hominis: Taxonomías es un enorme ensayo fotográfico sobre el cuerpo humano -de cerca de 400 imágenes y realizado a principios de los años 90- que pretendía hacer una  desmitificación del tradicional género artístico del “desnudo”. Era un extenso trabajo que aspiraba a la idea de democratizar el cuerpo y a reflexionar sobre la cuestión de la diferencia y la admisión de la diversidad.  Por tanto, me permito señalar que su planteamiento teórico y conceptual se adelantó bastantes años a unos temas que están absolutamente vigentes en esta tercera década del siglo XXI. La concepción general del cuerpo en los 90 discurría en unos términos bastante opuestos al que yo planteaba en mi trabajo (la publicidad y los medios defendían intensamente la idea de anatomías perfectas, de gimnasio, sin defectos, ni marcas, ni arrugas, eternamente jóvenes, musculadas, bronceadas, depiladas, etc). Por el contrario, yo presentaba una democratización del cuerpo a través de un macrocatálogo de desnudos fotografiados de una manera reductora, contenida, sobria, construyendo así una –más- desprejuiciada mirada sobre la condición humana. Era un catálogo realizado con una escenografía clínica, severa y casi policial que pretendía imbuir y dotar al cuerpo de la más completa, absoluta y serena normalidad –estética y moral-. En ese amplio archivo de cuerpos se otorgaba la misma dignidad estética a todo tipo de anatomías (o a partes de ella a las que, en principio, “no les correspondería” tal “distinción” elevadora).

En N.H.: Taxonomías fueron fotografiados extensamente los cuerpos de 40 personas cercanas a mi entorno personal. Me refiero a que eran de carne y hueso, normales, con todo tipo de aspectos físicos. Así, la selección realizada de todos esos desnudos evidenciaba y no obedecía a ningún criterio que no fuera el de la admisión de una, como digo, democrática diversidad de cuerpos que podían pertenecer a cualquier hombre o mujer de nuestro entorno. Esta admisión no pretendía enfatizar nada extraordinario en ninguno de ellos y, por tanto, discurría toda en el campo de la más reposada pluralidad (de nuevo, estética y moral). Además, los cuerpos presentes en Taxonomías no eran etéreos ni perfectos ni perpetuamente jóvenes. Se presentaban ante el/la espectador/a con las marcas y señales que inscribe el tiempo en la piel, naturales, a buen seguro que bastante empáticos con la experiencia vital personal de la mayoría de esos/as espectadores/as.

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